Cordillera Blanca
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- Escrito por Glauco Muratti
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En estos tiempos el viaje a la Cordillera Blanca es sencillo: buenos servicios de colectivo recorren en algunas horas los 400 kilómetros de pavimento que separan Lima de Huaraz y luego de trasponer el alto paso de Conococha, depositan al turista en las poblaciones del departamento de Ancash, diseminadas a lo largo del valle del río Santa, el mundialmente conocido “Callejón de Huaylas”.
La región de Ancash (azul-celeste) es gobernada por las montañas hermosas, la música de huaynos y los cataclismos.
En estas cordilleras, los margenes de las quebradas tiene pendientes tan fuertes que casi cualquier deslizamiento masivo de hielo, roca o agua, termina inevitablemente mil metros mas abajo, en el “callejón de huaylas” y sus poblaciones.
Una combinación de factores como aludes y deslizamientos ( huaycos ), inundaciones y sismos, potenciados por las fuertes pendientes de estos “andes vertiginosos”, provocan continuos estragos a las poblaciones del valle del río Santa. El sismo del mediodía del 29 de mayo de 1970 causo la muerte de unas cincuenta mil personas. Unos 15 minutos después del terremoto una parte del casquete superior del Nevado Huascarán Norte se desprendió. La masa de agua, hielo y piedra bajó a unos los 300 kmts. por hora y solo se detuvo a 200 kilómetros, una hora mas tarde. En su camino había sepultado la ciudad de Yungay y a sus 20.000 habitantes.
Casi la mitad de los peruanos hablan alguno de los dialectos quechuas, derivados de la antigua lengua de los Incas. El Quechua, la segunda lengua del país, genera la mayor parte de la toponimia en la sierra Peruana. La cordillera Blanca es insólitamente estrecha (20 kmts.) para quienes estamos habituados a la vastedad de nuestra cordillera central. Las montañas de los Andes, contrariamente a lo que ocurre por ejemplo en Europa, no se encuentran al final de un camino o de un funicular. Normalmente es necesario recorrer extensos valles, “quebradas”, que pueden presentar incluso mas dificultades que el ascenso mismo. La mayoría de los acercamientos comienza con un acercamiento en vehiculo (normalmente “convis” saturadas de gente que viaja incluso en el techo) por caminos difícilmente trazados que serpentean entre pequeñas parcelas cultivadas con trigo, papas, sorgo y muy diversas variedades de maiz.
Las montañas de la puna (incluso en nuestras provincias de Jujuy y Salta) estan pobladas desde tiempos inmemoriales. Conviene de vez en cuando detenerse, desprenderse de tanta soberbia y aprender un poco de esos verdaderos montañeses que con casi nada sobreviven desde hace muchas generaciones en este ambiente que a nosotros suele resultarnos tan hostil.
Esas personas han sufrido desde hace siglos una atroz explotacion e injusticia. Uno de los problemas de la violencia en la alta sierra peruana ha sido la usurpacion de tierras por parte de terratenientes y multinacionales. El ahogo al que se sometió a esta gente sencilla y pacífica determino levantamientos rurales que fueron invariablemente extinguidos por las tropas del ejercito con la mas extrema violencia.
Solo a partir de la reforma agraria del General Velazco Alvarado fue posible cierto progreso a los habitantes de la zona, pero la lucha de las comunidades por la recuperacion de las tierras usurpadas, relatada en los cantares de Manuel Scorza, aun hoy continúa. Casi todas las quebradas estan sembradas de lagunas glaciares. Desde hace décadas se mantiene una estrecha vigilancia sobre las lagunas generadas por el rápido retroceso glaciar porque no solo son capaces de potenciar cualquier deslizamiento sino que ellas mismas, contenidas por endeble material morenitico, han originado mortíferos aluviones. En algunas (Paron por ejemplo) se ha logrado bajar el nivel del agua y el riesgo, pero en otras (Jancarurish, 1949, río turbio) no se ha tenido tanta suerte y los ingenieros terminaron provocando ellos el temido aluvión.
En las Quebradas, no solo las sendas están bien marcadas sino que muestran la superposición de culturas que han transitado estos valles. En ciertos lugares el terreno aparece canalizado, o los senderos pavimentados, cosa que se atribuye sosegadamente a “Los Gentiles”. Insolitamente, por sobre los 4.500, donde nuestras montañas presentan solo pedregales, arenales o glaciares, aquí se puede acampar en medio de los bosques, los quenoales, arboles que tienen un aspecto parecido a los arrayanes y los tabaquillos. En la cordillera Blanca la transición entre los hielos y la vegetación es inusitadamente pequeña, en ciertos lugares solo algunos cientos de metros separan los árboles de las masas glaciares
Seguridad: Es muy comun en nuestro modo de vida, adoptar como propias las opiniones ajenas, sin saberlo. En montañas muy concurridas parece imperar un extraño dogma:“ No miro, no pienso, simplemente paso por donde todos pasan...” Pero esa conducta alientada, es muy peligrosa, sobre cuando existen riesgos objetivos. Jamas se debe renunciar al propio criterio montañes. Aunque de todos lados "llueva" informacion, el andinista no debe perder su espontaneidad. Debe ver, escuchar, sentir y oler por si mismo, aunque otros hayan dicho otra cosa.
Expediciones del GRAM a la Cordillera Blanca:
1997. Gervasio Fierro, Ramiro Casas, Diego Cancelo, Glauco Muratti. Nevado de Pisco, Nevado Artesonraju
1999. Esteban Juiz, Nicolas Cantini. Nevado Vallunaraju, Nevado Alpamayo, intento Artesonraju.
1999. Ramiro Casas, Glauco Muratti. Nevado Alpamayo.
2004. Miguel F. Kvarta, Nicolas Cantini. Nevado Tocllaraju, Intento Esfinge 10 largos de 20.
2005. Juan P. Gustafsson, Fernando Arranz. Nevado Chopicalqui.
2006. Miguel F. Kvarta, Nicolas Cantini. Nevado Ishinca, Intento Nevado Ranrapalca, Intentos Nevado Artesonraju, Intentos Esfinge 9 largos de 20
2012: Glauco Muratti, Ramiro Casas, Ian Schwer. Nevado Chopicalqui
2013: Ramiro Villanueva, Miguel Florian Kvarta. Esfinge - Hasta la Cumbre. Nevado Artesonraju (Rimaya)